Mis queridos amigos:
El año 1859 fue especialmente importante para los proyectos de Don Bosco y la naciente obra de los Oratorios en Turín.
El santo sacerdote hacía tiempo que venía dándole vueltas a la idea de fundar una congregación religiosa. Eran tiempos difíciles para tal empresa después de las leyes anticlericales promulgadas en Italia algunos años antes. Pero el consejo del propio ministro Ratazzi de fundar una sociedad que mantuviera los compromisos civiles de sus miembros y el apoyo de Pio IX - en la visita que el propio Don Bosco hizo al Santo Padre en 1858 - recomendándole que los socios se comprometieran con votos religiosos, dieron al director del Oratorio la orientación definitiva para su proyecto.
Años antes, Don Bosco fue poco a poco preparando el terreno. A sus mejores muchachos los fue orientando en el discernimiento vocacional y en la opción sacerdotal. Los clérigos Reviglio, Rua, Francesia, Cagliero…, jóvenes del oratorio que crecieron junto a Don Bosco, constituyeron el primer núcleo de la futura Congregación.
En 1852, Don Rua recoge en un acta la reunión tenida en las habitaciones de Don Bosco en la que el santo proponía a un grupo de jóvenes la práctica de algunos ejercicios de piedad semanales. Dos años más tarde, comprometía a cuatro de ellos en un “ejercicio práctico de caridad hacia el prójimo”. Desde aquel día, escribe Don Rua, “fue puesto el nombre de salesianos a los que se propusieron y se propondrán dicho ejercicio”.
Y así, en la sencillez de estas palabras, en la noche del 26 de enero de 1854, se plantaba la semilla de la Congregación Salesiana. Meses más tarde, Miguel Rua hizo votos privados ante Don Bosco.
El momento definitivo llegó en 1859. El 18 de diciembre, después de una semana de reflexión, acudieron a la habitación de Don Bosco para responder explícitamente a su propuesta. El acta de la fundación de la Congregación ha guardado celosamente los nombres de los que se comprometieron definitivamente con Don Bosco aquella noche: Don Vitorio Alasonatti, Don Angelo Savio; el diácono Miguel Rua; los clérigos Juan Bonetti, Juan Cagliero, Carlos Ghiravello, Juan Bautista Francesia, Segundo Pettiva, José Bongiovanni, Domingo Ruffino, Celestino Durando, Juan Bautista Anfossi, Antonio Rovetto, Francesco Cerruti.
Aquellos primeros “salesianos” se propusieron trabajar en “la obra de los oratorios con espíritu de caridad a favor de la juventud abandonada y en peligro”.
Tras la reunión de fundación, quedaba un largo camino para el reconocimiento de la Congregación y la aprobación de las Constituciones por la Santa Sede. Pero el momento del 18 de diciembre tiene la portada de los grandes acontecimientos. Quedará para siempre en la historia de nuestra familia como un momento fundante al que volver con el corazón agradecido y el compromiso de una constante y siempre creativa renovación carismática.
El 18 de diciembre de 2008 comenzamos un año el que celebraremos el 150 aniversario de la fundación de la Congregación Salesiana. Es una oportunidad para agradecer a Dios tanto don y ocasión propicia para un retorno a Don Bosco en el espíritu de aquellos primeros tiempos preñados de esperanza. La semilla, no nos cabe duda, ha fructificado el ciento por uno.
Buena semana.
Vuestro amigo, José Miguel Núñez
El año 1859 fue especialmente importante para los proyectos de Don Bosco y la naciente obra de los Oratorios en Turín.
El santo sacerdote hacía tiempo que venía dándole vueltas a la idea de fundar una congregación religiosa. Eran tiempos difíciles para tal empresa después de las leyes anticlericales promulgadas en Italia algunos años antes. Pero el consejo del propio ministro Ratazzi de fundar una sociedad que mantuviera los compromisos civiles de sus miembros y el apoyo de Pio IX - en la visita que el propio Don Bosco hizo al Santo Padre en 1858 - recomendándole que los socios se comprometieran con votos religiosos, dieron al director del Oratorio la orientación definitiva para su proyecto.
Años antes, Don Bosco fue poco a poco preparando el terreno. A sus mejores muchachos los fue orientando en el discernimiento vocacional y en la opción sacerdotal. Los clérigos Reviglio, Rua, Francesia, Cagliero…, jóvenes del oratorio que crecieron junto a Don Bosco, constituyeron el primer núcleo de la futura Congregación.
En 1852, Don Rua recoge en un acta la reunión tenida en las habitaciones de Don Bosco en la que el santo proponía a un grupo de jóvenes la práctica de algunos ejercicios de piedad semanales. Dos años más tarde, comprometía a cuatro de ellos en un “ejercicio práctico de caridad hacia el prójimo”. Desde aquel día, escribe Don Rua, “fue puesto el nombre de salesianos a los que se propusieron y se propondrán dicho ejercicio”.
Y así, en la sencillez de estas palabras, en la noche del 26 de enero de 1854, se plantaba la semilla de la Congregación Salesiana. Meses más tarde, Miguel Rua hizo votos privados ante Don Bosco.
El momento definitivo llegó en 1859. El 18 de diciembre, después de una semana de reflexión, acudieron a la habitación de Don Bosco para responder explícitamente a su propuesta. El acta de la fundación de la Congregación ha guardado celosamente los nombres de los que se comprometieron definitivamente con Don Bosco aquella noche: Don Vitorio Alasonatti, Don Angelo Savio; el diácono Miguel Rua; los clérigos Juan Bonetti, Juan Cagliero, Carlos Ghiravello, Juan Bautista Francesia, Segundo Pettiva, José Bongiovanni, Domingo Ruffino, Celestino Durando, Juan Bautista Anfossi, Antonio Rovetto, Francesco Cerruti.
Aquellos primeros “salesianos” se propusieron trabajar en “la obra de los oratorios con espíritu de caridad a favor de la juventud abandonada y en peligro”.
Tras la reunión de fundación, quedaba un largo camino para el reconocimiento de la Congregación y la aprobación de las Constituciones por la Santa Sede. Pero el momento del 18 de diciembre tiene la portada de los grandes acontecimientos. Quedará para siempre en la historia de nuestra familia como un momento fundante al que volver con el corazón agradecido y el compromiso de una constante y siempre creativa renovación carismática.
El 18 de diciembre de 2008 comenzamos un año el que celebraremos el 150 aniversario de la fundación de la Congregación Salesiana. Es una oportunidad para agradecer a Dios tanto don y ocasión propicia para un retorno a Don Bosco en el espíritu de aquellos primeros tiempos preñados de esperanza. La semilla, no nos cabe duda, ha fructificado el ciento por uno.
Buena semana.
Vuestro amigo, José Miguel Núñez
1 comentario:
en este año que estaremos de aniversario intentaremos hacer lo mismo que hizo don bosco,mirar al futuro con esperanza y intentar que esta crisis que estamos pasando no nos llegue al corazon,ellos lo pasaron peor que nosotros y con menos salieron a flote.tengamos a don bosco como ejemplo y pidamos a mªauxiliadora que nos tenga presente.un abrazo pepe
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