sábado, 5 de marzo de 2011

El "testamento" de Don Bosco

Tenemos numerosos testimonios de la vivencia de la pobreza en nuestro padre Don Bosco y de cómo nos quiso a sus hijos salesianos. En su testamento espiritual leemos:

“Cuando en nuestras comunidades entren la comodidad y el bienestar nuestra Pía Sociedad habrá llegado a su fin”.

Son palabras proféticas que no podemos olvidad y que nos tienen que ayudar a iluminar el tiempo presente. No basta argumentar que son palabras pronunciadas en otros contextos y en otras épocas. Es Don Bosco en estado puro y su preocupación por el futuro de la Congregación que él vio seriamente amenazado.

En la introducción a las primeras Constituciones de nuestra Sociedad, en 1875, Don Bosco escribió:

“Todo lo que excede de lo necesario para comer y vestir, es para nosotros superfluo y contrario a la vocación religiosa. Es cierto que a veces deberemos sufrir algunas privaciones en los viajes, en los trabajos o en tiempo de salud o de enfermedad; que acaso ni el alimento ni la ropa u otras cosas serán de nuestro gusto, pero precisamente en estos casos es cuando debemos recordar que hemos hecho profesión de pobreza y que, si queremos merecer y recibir el premio, es preciso que suframos las consecuencias”.

Volver a Don Bosco es, pues, renovar nuestra opción por vivir un estilo de vida esencial y pobre. Así fue el estilo de vida querido y abrazado por Don Bosco desde su infancia en I Becchi y transmitido después a sus muchachos y a sus salesianos en Valdocco. Son memorables para nosotros las palabras de Mamá Margarita a su hijo recién ordenado sacerdote: “Recuerda siempre esto, Juan, si llegases a ser rico no volvería a poner los pies en tu casa”. Madre e hijo vivirán en Valdocco años maravillosos de austeridad y solidaridad contagiosa por el bien de los jóvenes más necesitados. Esencialidad de la vida y solidaridad con los pobres son las dos caras de la misma moneda, la de opción por la pobreza evangélica que nos hace bienaventurados según el corazón de Dios.