Mis queridos amigos:
Siempre he admirado en Don Bosco la tenacidad con la que afrontó y llevó a cabo cada proyecto a lo largo de toda su vida. Procuró actuar con prudencia en todo momento pero con una tenaz perseverancia. Confiaba sin límites en el Señor e iba adelante con firmeza exclamando “¡Dios proveerá!”.
Leemos en las Memorias Biográficas:
Siempre he admirado en Don Bosco la tenacidad con la que afrontó y llevó a cabo cada proyecto a lo largo de toda su vida. Procuró actuar con prudencia en todo momento pero con una tenaz perseverancia. Confiaba sin límites en el Señor e iba adelante con firmeza exclamando “¡Dios proveerá!”.
Leemos en las Memorias Biográficas:
“Cuando encuentro una dificultad, incluso de las más grandes, hago como los que andan por el camino y a un cierto punto lo encuentran bloqueado por una gran piedra. Si no puedo quitar el obstáculo de en medio, me subo encima, o por un camino más largo doy un rodeo. O bien, dejada sin terminar la empresa comenzada, para no perder inútilmente el tiempo esperando, comienzo enseguida otro proyecto. Pero no pierdo de vista nunca la obra comenzada y sin terminar. Con el tiempo, los frutos maduran, los hombres cambian, las dificultades se allanan”.
Toda una lección de sabiduría ¿no te parece? Dicen que los piamonteses son auténticos y tenaces hasta la testarudez. Que persiguen sus sueños con firmeza sin pararse ante los obstáculos. No sé si lo da la tierra, pero lo cierto es que Don Bosco tuvo algo de todo esto. Siempre alimentó una fuerza de voluntad que le hacía ir adelante aún en medio de grandes dificultades, sin ceder, sin volver atrás cuando estaba convencido de caminar por el sendero justo.
Ni las dificultades de la niñez, ni el desencuentro con la Marquesa Barolo, ni la grave enfermedad en el inicio de su misión con los jóvenes de Turín, ni las incomprensiones del Obispo Gastaldi – por citar sólo algunos ejemplos -, lograron que se apartara del camino que Dios le marcaba.
Supo esperar con paciencia, buscó senderos diversos, superó los obstáculos, pero no arrojó la toalla ni se arredró ante lo complicado de algunas situaciones. Cuando trataba de poner en marcha la Congregación Salesiana, ante las muchas trabas que encontraba, no perdió el ánimo. Tuvo que recorrer un camino de quince años hasta la aprobación definitiva de las Constituciones.
Un sacerdote anciano que vivió muchos años en el Oratorio de Valdocco, en 1889 (un año después de la muerte de Don Bosco), escribió:
Ni las dificultades de la niñez, ni el desencuentro con la Marquesa Barolo, ni la grave enfermedad en el inicio de su misión con los jóvenes de Turín, ni las incomprensiones del Obispo Gastaldi – por citar sólo algunos ejemplos -, lograron que se apartara del camino que Dios le marcaba.
Supo esperar con paciencia, buscó senderos diversos, superó los obstáculos, pero no arrojó la toalla ni se arredró ante lo complicado de algunas situaciones. Cuando trataba de poner en marcha la Congregación Salesiana, ante las muchas trabas que encontraba, no perdió el ánimo. Tuvo que recorrer un camino de quince años hasta la aprobación definitiva de las Constituciones.
Un sacerdote anciano que vivió muchos años en el Oratorio de Valdocco, en 1889 (un año después de la muerte de Don Bosco), escribió:
“Don Bosco fue un hombre de carácter firme, de propósito tenaz, de mirada larga y justa, de tacto finísimo en el trato con las personas y las cosas, de grandísima confianza en la Providencia divina. Todo lo que en su vasta mente se engendraba, aunque pareciera que los obstáculos fueran insuperables, él lo realizaba. Llevaba adelante las cosas como por encanto, con estupor general, confiando en esta palabras: ¡Dios proveerá!”.
En efecto, Dios proveerá. Como siempre ha hecho en nuestra familia, también hoy confiamos en que Dios hará prósperas las pobres obras de nuestras manos. Con la invencible tenacidad de nuestro padre, acometemos proyectos hasta la temeridad cuando del bien de los jóvenes se trata. Por muy fuerte que soplen los vientos, Dios los convertirá en brisa; por muy altos que sean los montes, Dios los allanará. No lo dudes, siempre hay caminos. Y en el sendero árido y tortuoso, Dios siempre provee a los de corazón grande, ancha mirada y paso firme.
Buena semana. Vuestro amigo,
José Miguel Núñez
Buena semana. Vuestro amigo,
José Miguel Núñez
3 comentarios:
Gracias por estas "palabras al oído" Pepe... y qué alegría descubrir este blog... nunca se sabe lo que puede uno encontrar en el cyberespacio. Un abrazo. Pepe Mellado
Hola Pepe!!! Qué alegría encontranos! Ya vi estos días tu blog motero... Me alegra "conectar" a través de la blogosfera. Ojalá también Don Bosco sea un buen punto de encuentro allí donde la vida nos vaya poniendo. Un abrazo grande desde Roma y mis mejores deseos para ti y tu mujer. ¡Que seáis felices! Pepe
Querido Pepe:
Gracias a Dios que nos sigue dando fuerzas, tu continuas "Poco a poco", pero siempre, con estas maravillosas "Palabras al oído" que, aunque se lean muchas veces, siempre siguen siendo gratas y continuás "sembrando" en los corazones generosos de la gente que las leen. Aunque de vez en cuando alguna semilla, ¿por que no?, puedan caer en un terreno pedregozo... Pero si sigues la siembra aunque sea "Poco a poco" seguiran floreciendo y dando fruto, estas sencillas y humildes palabras.
Este es el milagro de la comunicación, el Internet, bien utilizado. ¡Sigue, sembrando!. ¡No te pares amigo!. se hace camino al andar, como dijo el poeta.
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