El genio creativo de Don Bosco no se queda encerrado en Valdocco. Quedarán siempre vivas las intuiciones educativas y pastorales de los comienzos, pero su espíritu seguirá desarrollándose buscando con creatividad nuevos frentes de acción para seguir respondiendo a las necesidades de los jóvenes de su tiempo.
En efecto, la obra de Don Bosco avanza y evoluciona. Tras la fundación de la Congregación y la consolidación de las primeras casas fuera de Turín, el proyecto salesiano se abre a nuevos horizontes. A partir de 1870, la asunción de nuevos colegios en diferentes municipios de Italia posibilitará nuevas perspectivas a la acción educativa de la todavía incipiente Congregación.
Hay quien piensa que estos años suponen un punto de inflexión en el proyecto salesiano que comienza un proceso imparable de “colegización”. Quizás sorprenda saber que los colegios son adoptados con plena anuencia de Don Bosco que vislumbra nuevas posibilidades pastorales en el trabajo de los salesianos con adolescentes y jóvenes en el ámbito de la educación formal. Es consciente de la “emergencia educativa” en Italia y en Europa y se pone manos a la obra percibiendo en la escuela una plataforma idónea para sus objetivos.
Queda intacta la finalidad de la Congregación y Don Bosco no renuncia a trabajar con los jóvenes más pobres. Pero probablemente intuye que el compromiso con las escuelas cívicas queridas por los municipios italianos marcan una nueva época y suponen un servicio importante ante otras formas de “peligro” para los jóvenes en una sociedad industrial permanentemente en cambio.
Don Bosco mismo impulsa algunas de estas escuelas poniendo a su disposición muchos de los medios de los que disponía y a sus mejores hombres. Siempre a la vanguardia, el santo turinés tratará de traducir su sistema preventivo también en la acción educativa con las clases medias, convencido de la posibilidad de ayudar a los jóvenes a insertarse en la sociedad como honrados ciudadanos y buenos cristianos, con capacidad transformadora y el suficiente impulso creativo como para hacer surgir una nueva realidad social.
Siglo y medio más tarde, renovamos nuestro compromiso con la escuela porque creemos, con Don Bosco, en la identidad de una plataforma educativa y pastoral con capacidad de generar cambios en la sociedad del siglo XXI. La escuela salesiana, heredera de aquellas primeras escuelas cívicas del Piamonte del último cuarto de siglo del XIX asumidas por Don Bosco, están llamadas a ser una respuesta a la emergencia educativa traduciendo las grandes intuiciones del santo de los jóvenes desde la apuesta por la calidad y una convencida acción evangelizadora en las sociedades complejas y plurales, democráticas y libres del viejo continente.
En efecto, la obra de Don Bosco avanza y evoluciona. Tras la fundación de la Congregación y la consolidación de las primeras casas fuera de Turín, el proyecto salesiano se abre a nuevos horizontes. A partir de 1870, la asunción de nuevos colegios en diferentes municipios de Italia posibilitará nuevas perspectivas a la acción educativa de la todavía incipiente Congregación.
Hay quien piensa que estos años suponen un punto de inflexión en el proyecto salesiano que comienza un proceso imparable de “colegización”. Quizás sorprenda saber que los colegios son adoptados con plena anuencia de Don Bosco que vislumbra nuevas posibilidades pastorales en el trabajo de los salesianos con adolescentes y jóvenes en el ámbito de la educación formal. Es consciente de la “emergencia educativa” en Italia y en Europa y se pone manos a la obra percibiendo en la escuela una plataforma idónea para sus objetivos.
Queda intacta la finalidad de la Congregación y Don Bosco no renuncia a trabajar con los jóvenes más pobres. Pero probablemente intuye que el compromiso con las escuelas cívicas queridas por los municipios italianos marcan una nueva época y suponen un servicio importante ante otras formas de “peligro” para los jóvenes en una sociedad industrial permanentemente en cambio.
Don Bosco mismo impulsa algunas de estas escuelas poniendo a su disposición muchos de los medios de los que disponía y a sus mejores hombres. Siempre a la vanguardia, el santo turinés tratará de traducir su sistema preventivo también en la acción educativa con las clases medias, convencido de la posibilidad de ayudar a los jóvenes a insertarse en la sociedad como honrados ciudadanos y buenos cristianos, con capacidad transformadora y el suficiente impulso creativo como para hacer surgir una nueva realidad social.
Siglo y medio más tarde, renovamos nuestro compromiso con la escuela porque creemos, con Don Bosco, en la identidad de una plataforma educativa y pastoral con capacidad de generar cambios en la sociedad del siglo XXI. La escuela salesiana, heredera de aquellas primeras escuelas cívicas del Piamonte del último cuarto de siglo del XIX asumidas por Don Bosco, están llamadas a ser una respuesta a la emergencia educativa traduciendo las grandes intuiciones del santo de los jóvenes desde la apuesta por la calidad y una convencida acción evangelizadora en las sociedades complejas y plurales, democráticas y libres del viejo continente.
4 comentarios:
Pepe, que diría Don Bosco ahora del sistema educativo actual?. ¿No crees que se dedicaría más a la realidad de los ciclos formativos,pgs,...si tuviera que abrir hoy nuevos colegios?
Hola Ale! Creo que la prioridad de Don Bosco seguiría estando en la franja de jóvenes más vulnerables... Hoy muchos de estos jóvenes "vulnerables" los encontramos en lo PCPI o en los ciclos formativos. En efecto, creo que serían también para nosotros prioridades en nuestras opciones educativo-pastorales. En ello estamos. Pero es también cierto que la escuela en toda su amplitud sigue siendo una plataforma educativo-pastoral de primer orden y una oportunidad para seguir aportando positiviamente a la realidad social en el deseo de haver emerger una nueva sociedad con más oportunidades para todos. Un abrazo. pepe
¡¡Tema de actualidad urgente amigo Pepe!!
Mientras que los hijos de D. Bosco, no dejen de pasar por alto el objetivo de él, creo que seguiremos haciendo sus deseos. Bien es cierto que los tiempos cambian,pero por desgracia no mejoramos, al contrario, siempre hay peligros que hacen de los jóvenes carne de cañón.
¡¡No dejemos de confiar en la Providencia !! Pongámonos en sus manos y realicemos todo el bien que podamos con los jóvenes, sobretodos los más marginados de la sociedad. Eso es uno de los objetivos primordiales de D. Bosco.
Un abrazo a todos. Josefa
Hola José, soy un nuevo alumno del centro,estoy muy entusiasmado por la nueva oportunidad que tengo de cambiar mi futuro estudiando un Ciclo Formativo,los que hacemos estos Ciclos Formativos la gran mayoría ya tenemos una edad,por lo que no perdemos el tiempo y aprovechamos esta nueva etapa en la vida,me he animado a escribir mi amigo y profesor Emilio,que aunque sea profesor nuestro siempre está cerca para lo que necesitemos,además agradecer la labor que realiza para que nos sintamos en todo momento cómodos en el centro,desde aqui un saludo Emilio,te dije que escribiría.
Me ha sorprendido gratamente que Los Salesianos de la Stma Trinidad no sólo te enseñan la materia a realizar en el Ciclo Fomativo sino que tambien te inculcan una serie de valores que desde mi punto de vista se está perdiendo en la sociedad,es cierto que es mas que una escuela,es una familia educativa,moral y religiosa.
Ahora entiendo la labor de Don Bosco,y sí, estoy totalmente de acuerdo que tal y como está hoy en dia la sociedad se debería de apostar más por estos Ciclos Formativos.
Gracias por esta nueva oportunidad.
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