viernes, 22 de enero de 2010

MARTIN ME HA CUBIERTO CON SU MANTO... (UN RECUERDO SOLIDARIO PARA HAITÍ)

Mis queridos amigos:
Corría el año 1852 cuando en Turín, una tarde de primavera una explosión atronadora rompía en dos la ciudad y sumía en el caos y la destrucción el barrio Dora, muy cerca de Valdocco. Estalló, causando enormes destrozos, el polvorín militar. Hubo 28 víctimas y numerosas pérdidas materiales.
Don Bosco se encontraba en los primeros años de su obra y estaba construyendo la Iglesia de San Francisco de Sales en el Oratorio porque la capillita Pinardi se había quedado definitivamente pequeña para albergar a los jóvenes de la casa. Aunque hubo algunos destrozos, techos caídos y ventanas rotas, no se tuvieron que lamentar grandes pérdidas. El armazón de la nueva Iglesia, todavía por concluir, no sufrió daños importantes.
Don Bosco y sus muchachos corrieron enseguida para ayudar y socorrer a los heridos. Mamá Margarita quedó en casa con algunos chicos para arreglar el desastre.
Cerca del Oratorio, el hospital del Cottolengo había sido golpeado duramente. Mucha destrucción, pánico indescriptible y numerosos heridos. No dudaron ni un instante los chavales de Don Bosco en ir a echar una mano. La solidaridad es como una corriente eléctrica entre quien nada tiene.
Por aquellos días, Don Bosco había realizado una lotería, como hizo tantas veces, para recaudar fondos y poder financiar la construcción de San Francisco de Sales. Tenía 30000 liras (todo un tesoro) preparadas para hacer frente a los gastos y poder concluir las obras. Ante tal desastre, no dudó en llevar al superior del Cottolengo la mitad del dinero que, como oro en paño, tenía guardado para el Oratorio. Enterado el Arzobispo de tal gesto, dio a conocer el hecho y escribió una carta preciosa al propio Don Bosco agradeciéndole su generosidad.
Don Bosco había escuchado muchas veces de boca de mamá Margarita la historia popular de aquel soldado, Martín, que no dudó en compartir la mitad de su capa militar con un mendigo muerto de frio en el camino. Después soñó al Señor con su manto puesto y un letrero que decía: “Martín me ha cubierto con su manto”.
Ir a medias para que otros tengan con qué cubrirse. Nos recuerda este sencillo episodio aquella expresión que Don Bosco repitió tantas veces a sus muchachos más pobres:
- Te quiero tanto que, aunque no tuviera más un pedazo de pan, lo partiría a medias contigo.
Un día, con uno de sus primeros chavales, Miguel Rua, – haciendo el gesto de partir en dos su mano y ofreciéndole la mitad de ella – le decía:
- Tu y yo iremos en todo a medias
Y aquel muchacho, que no entendía nada de lo que Don Bosco le decía, se convirtió en pocos años en su mano derecha y su sucesor.
Ir a medias (que no mediocremente) con Don Bosco. Para compartir nuestra vida y nuestro pan con los que nos necesitan; para estar ahí, en el momento justo cuando todo se derrumba, para no dar rodeos ni mirar hacia otro lado cuando todo estalla; para ser un poco de bálsamo que ayude a cicatrizar heridas; para ser un pedazo de pan tierno y blanco que sacie el hambre de afecto de tantos; para ser signo de esperanza ante tanta desesperanza.Como Don Bosco, pasar por la vida sin dar rodeos ante las necesidades de los demás. Cuando haces tuyo el dolor del apaleado en el camino, quizás encuentres que no tengas para terminar tu proyecto, pero – sin darte cuenta – habrás recibido el ciento por uno.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡Cuánto dolor y misería está sufriendo ese pueblo de Haití!! La pena es que antes no nos acordamos de ellos, lo sabíamos, eran de los más pobres del lugar.

Cómo no conmovernos y dar más de la mitad,sabiendo que nada nos llevamos al otro mundo,sino el bien que hagamos en éste.

Me pregunto ¿Cuál hubiese sido la colaboración de nuestro fundador? Me respondo darse por completo (sé que lo estamos haciendo,pero aún debemos hacer más) Como Familia Salesiana

¡¡Gracias por le reflexión amigo Pepe!! Este jueves repasabamos la figura de D. Rua ,en nuestro grupo de liturgía, creo que nos quedó bien claro su donación total a la obra de D. Bosco.

Un saludo cordial y hasta pronto. Josefa

Manuel. dijo...

Que articulo tan bonito.Si todos dieramos la mitad de lo que tenemos,que distinto seria todo.Haiti,ya era un pueblo muy pobre antes de la tragedia,y nadie se acordaba de ellos,y cuando pase un tiempo y la televisiòn deje de informar sobre ellos,nos volveremos a olvidar.Recemos para que no nos olvidemos del pueblo Haitiano.
Un saludo.

Manuel.