viernes, 29 de enero de 2010

DON BOSCO, EL EVANGELIO DE LOS JOVENES

Mis queridos amigos:
La antigua liturgia de la fiesta de Don Bosco se expresaba así al referirse al Padre y Maestro de la juventud: “Dios le dio a Don Bosco un corazón tan grande como las arenas de las playas de los mares”.
Pocas frases logran expresar con tanta nitidez y tanta contundencia el don de Dios a la Iglesia, a la Familia Salesiana y a los jóvenes: ¡Un corazón tan grande como las arenas de las playas! Corazón de Padre, corazón generoso y entregado, corazón libre y apasionado, corazón magnánimo y misericordioso, corazón de Buen Pastor.
Don Bosco es, sin duda, una buena noticia de parte de Dios para los jóvenes. Cuando sólo tenía nueve años la Providencia le marcó la senda por donde caminar: “No con golpes, con amor”. Y su mirada se hizo bondad; su corazón latió con la fuerza de la caridad; sus manos abiertas fueron solidaridad creativa para transformar la pobreza en un futuro de esperanza.
En el principio fue, claro, la madre. Margarita: una mujer entera y cabal, tierna y fuerte, madre y padre a la vez. Supo contagiar a sus hijos del sentido de Dios que inunda la vida y genera confianza; les enseñó el sentido del trabajo y la solidaridad con los más necesitados. Fue la mejor escuela de santidad de la que aprendió Don Bosco. Margarita Occhiena fue, sin duda, el pecho en el que se acunó la propia Congregación Salesiana.
Y la Maestra... siempre la Maestra que le ayudó a ser fuerte y humilde. Siempre la Madre de la Consolación que lo sostuvo con su auxilio en cada tramo del camino. Siempre la Madre buena que cubrió con su manto a los pequeños de su hijo predilecto, aquel que la soñó como columna fuerte y compañera de camino en el emparrado de rosas.
Si, Juan Bosco fue presencia entrañable de Dios que paseaba por los arrabales de Turín, por las cárceles, por el despoblado de la historia donde vagaban aquellos que no han sido invitados al banquete. Se hizo para ellos: presencia encarnada, palabra de Dios, esperanza inquebrantable. “¡Dios te quiere! ¿No lo notas?” Y abrió para ellos el mar hacia una nueva tierra mil veces prometida y siempre preñada de futuro.
Don Bosco se hizo pan partido para sus queridos jóvenes: “aunque no tuviera más que un pedazo de pan... lo partiría a medias contigo”. Y sus jóvenes sabían que era cierto.
Don Bosco se hizo vino de fiesta para todos: ¡estad alegres! ¡Os lo repito: estad alegres! Y Domingo, Miguel, Juan, Francisco y tantos otros aprendieron que en la casa de Don Bosco “hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres”.
No hay mayor amor que dar la vida... ¡Qué bien lo entendió Don Bosco! Hasta su último suspiro fue para sus muchachos. Murió cansado, con las piernas hinchadas, casi ciego… como una sotana vieja... Ya se lo profetizó su amigo, el teólogo Borel, cuando Juan volvió a Turín después de recuperarse en I Becchi de la enfermedad que casi lo lleva a la tumba: ¡Lleva usted una sotana demasiado ligera! - le dijo - Se colgarán de ella muchos jóvenes! Así fue. Y aunque gastado, quedó siempre intacto el corazón.
Hubo un hombre enviado por Dios cuyo nombre era Juan Bosco: una buena noticia para los jóvenes. Auténtico evangelio que sigue resonando aquí y ahora para que, en nombre del único Señor, todos – especialmente los pobres y abandonados - tengan vida y la tengan en abundancia.
¡Feliz Fiesta de Don Bosco a todos!
Vuestro amigo, José Miguel Núñez

1 comentario:

Josefa dijo...

¡¡Felicidades amigo Pepe!!

Ayer pudimos comprobar que todo lo que dices sale de ese corazón esponja.Te has dejado llenar por ese río que sigue el curso de nuestro fundador,lo has hecho parte de tu vida y con una claridad impresionante nos lo transmites.

Anoche Luis, que estaba junto a mí me decía, ¡¡Está lleno de Dios!! lo transmite. Es verdad nos hace acercarnos al Creador de todo bien.

No sería capaz de añadir una coma a tu comentario sobre nuestro Fundador. Lo que sí hago es dejarme invadir por esas palabras que salen de un corazón agradecido a Dios por la vocación. Y rogar porque el Señor nos mande muchos y santos sacerdote y laicos a la familia salesiana.

Ser sal en la tierra tiene sus esfuerzos de coherencia y entrega, gracias por ellas amigo.

¡¡Feliz día de San Juan Bosco!!

Un abrazo Josefa